lunes, 3 de mayo de 2010

CUADERNILLO Nº 39 – Parte 2

LOS RIESGOS INCIDENTALES DE LA MAGIA CEREMONIAL

Para tratar adecuadamente el problema de la autodefensa psíquica tenemos que entender un tema sobre el que se ha escrito muy poco: la naturaleza de las fuerzas del mal inteligente y organizado.

Las grandes fes del mundo antiguo tenían todos sus dioses malignos lo mismo que sus deidades benéficas, y no llamaban diablos a esos dioses malignos. En el hinduismo, tenemos a Shiva y Kali; en el sistema egipcio tenemos a Set, Vesz y Tifon; en el panteón griego están Plutón y Hécate.

Todas las demás tienen también sus coros angélicos, sus arcones o constructores y toda la jerarquía de los cielos. Sólo el cristianismo protestante ha olvidado su angelología, el creador ha de ser al mismo tiempo arquitecto del universo y albañil, formando al hombre del polvo sin ayuda.

Sin embargo, si hacemos referencia al “Paraíso perdido” veremos que Milton estaba familiarizado con las jerarquías divinas y con las infernales, y que éstas estaban graduadas de acuerdo con un sistema definido. Todo el que esté familiarizado con la cábala reconocerá en Milton un cabalista.

En la cábala encontramos el esoterismo del Antiguo Testamento. Me propongo utilizar la terminología cabalística para explicar la teoría esotérica del mal, primero porque es aquella con la que más familiarizada estoy; en segundo lugar porque constituye la base del pensamiento oculto occidental y toda la magia medieval se basa en ella así como una gran parte de la magia moderna; en tercer lugar, en mi opinión es singularmente lúcida, coherente y global; y al ser un sistema consagrado por la antigüedad no puedo ser acusada de novelar o fabricar el mío propio.

El iniciado reconoce dos tipos de mal, el mal negativo y el positivo. El mal negativo es el opuesto polar del bien, es el bloque de impulso del bien; el principio de la resistencia, de la inercia, que permite al bien “actuar”.

Pero el mal negativo es también más que eso. Podemos llamar al principio de resistencia el aspecto “negativo” del mal negativo. Pues tiene también un aspecto “positivo”: el principio de destrucción.

Podemos explicar mejor la función cósmica del principio de destrucción dándole su nombre esotérico de vengador de los dioses. Su función es la de limpieza tras la marea de la evolución, eliminando lo que ha quedado anticuado para que no sofoque la vida en evolución.

Podemos encontrar ahora la respuesta al enigma eterno de la razón por la que Dios tolera al diablo. El diablo es el bloque de impulso cósmico y el vengador de los dioses. Este aspecto del mal es el que recibe un simbolismo más detallado en los panteones de otras fes, teniendo sus aspectos de Shiva y Kali o Plutón y Hécate. Podemos ver ahora la razón de que esas fuerzas resistentes y destructivas sean clasificadas como dioses y no como demonios, pues son reacciones que están de acuerdo con la ley cósmica, no fuerzas anárquicas y caóticas.

Lleguemos ahora a la consideración del mal positivo. También éste un aspecto “negativo” y otro “positivo”. Su aspecto “negativo” es puro caos, sustancia informada y fuerzas sin coordinar. Se le ha llamado correctamente el aborto cósmico. Vagar en la esfera del mal positivo “negativo” es como quedar atrapado en unas arenas movedizas psíquicas. Consideramos ahora la esfera del “positivo” mal positivo, los propios demonios, o el Qlippoth, como se les llama en la cábala. Para entender su significado, debemos hacer otra incursión en la filosofía cabalística.

El Creador es concebido como el que manifiesta el universo mediante una serie de emanaciones divinas, en número de diez. Estas reciben el nombre de los Sefiroth sagrados y se representan en un diagrama dispuesto de modo particular. Es el famoso árbol de la vida, la clave de todo simbolismo.

Los Sefiroth no emanaron independientemente, cada uno de la fuente divina; si no que fluyeron el uno del otro. En cuanto un Sefira ha emanado a otro se dice que estos dos se hallan en equilibrio, compensándose el uno al otro. Pero hay un período durante la emanación de un Sefira en el que la fuerza no está totalmente todavía en equilibrio, sino que se impulsa sin apoyo, como un arco incompleto. Esta fuerza sin compensación emanada durante la época de desequilibrio, y no absorbida nunca posteriormente tras el establecimiento de la esfera nueva es lo que constituye el mal positivo. Hay, por tanto, diez tipos de mal positivo, así como diez emanaciones divinas.

A estas esferas van, de acuerdo con su tipo, todas las imaginaciones malignas del corazón del hombre que no son neutralizadas o compensadas por un exceso de bien en los otros miembros del mismo alma del grupo. Hay aquí una doctrina oculta profunda en la que no podemos entrar ahora: basta con afirmarla dogmáticamente al explicar la concepción cabalística del Qlippoth. Si consideramos todo lo que se debe estar derramando en estos diez recipientes de iniquidad desde los tiempos de la magia de la Atlántida, a través de Babilonia y Roma, llegando hasta las guerras mundiales, podemos imaginar lo que surge de ellos cuando se rompen sus sellos.

De ellas no sólo emanan influencias que tienten y corrompen a las almas, a cada uno de acuerdo con su susceptibilidad, sino que además han servido con el tiempo para la formulación de inteligencias malignas. Estas se originaron probablemente por la magia negra, que tomó la esencia maligna esencial y las organizó para sus propios fines. Los seres así formulados asumieron una existencia independiente, se desarrollaron y se multiplicaron. Aparecen como sueños y alucinaciones y pueden producir un considerable grado de fenómenos objetivos, como ruidos, depósitos de barro o sangre, bolas de luz, y sobre todo, aromas de sorprendente olor.

Las diez emanaciones divinas están personificadas como los arcángeles, y las diez emanaciones infernales como los archidemonios. Estos son los que tienen los nombres de poder en magia. Por tanto, cada Séfira tiene su lado inverso en el correspondiente demonio Qlippothico. El adepto iniciado controla siempre la fuerza demoníaca antes de utilizar la angélica, con la que puede contactar en cada Séfira mediante los medios apropiados. Además, los planetas, los elementos y signos del zodíaco están todos íntimamente relacionados con los Sefiroth, disponiéndose en el árbol de la vida en un esquema conocido sólo por los iniciados.

El adepto iniciado tiene sumo cuidado en lo que hace cuando trabaja con estas potencias, pues sabe que debe contar con el Qlippoth del fondo. El ocultista no iniciado avanza alegremente, jugando con los nombres de poder que ha recogido de innumerables libros sobre el tema y que ahora están a disposición de cualquier lector, pensando que si no invoca a los demonios éstos no vendrán. Olvidan que cada planeta es un Jeckyll y Hyde. En consecuencia, la magia ceremonial se ha ganado un mal nombre por culpa de la desagradable frecuencia con que se producen resultados indeseables, al igual que la cirugía tuvo un mal nombre antes de los tiempos de Lister. El problema está en la técnica perfecta.

Entre el público en general, que no se interesa por el ocultismo, los resultados de los infortunios mágicos nunca se dan, y los únicos médicos que los ven son también iniciados además de médicos, y como es natural guardan silencio. Las catástrofes tienen diversos grados de gravedad, desde un mal susto a una fatalidad.

No puedo decir mucho sobre estos temas, pues se encuentran entre los senderos más secretos del conocimiento oculto. Sí se puede sugerir lo suficiente, sin embargo, para revelar lo que en ciertas circunstancias se puede experimentar. No creo que haya la menor posibilidad de encontrar a los demonios Qlippothicos si no es utilizada la magia ceremonial. En Inglaterra son tan raros como el ántrax, pero está bien conocer el modo de su manifestación para reconocerlos si se los encuentra.

La gran mayoría de los charlatanes del ocultismo están protegidos por su propia ineptitud. No consiguen resultados, y en consecuencia nada les daña; pero si obtuvieron resultados encontrarían sus manos llenas. El estudio serio, a menos que trabaje una idea cualificada, también se puede encontrar en dificultades, y por varias razones.

Puede tener una experiencia insuficiente en la operación que ha emprendido, pues en la magia la teoría es una cosa y la práctica otra. Un estudioso de la ciencia oculta a menudo sacará una fórmula de un libro y tratará de utilizarla. Es igual que si alguien estudiara las instrucciones de cirugía y tratara de realizar una operación. La mayor parte de las fórmulas son incompletas, siempre hay trabajos que no se escriben. Algunos de los “nombres bárbaros de evocación” que utiliza el no iniciado como palabras de poder son en realidad son en realidad las letras iniciales de una fórmula o sentencia mántrica. Una vez encontré una invocación en la que la palabra de poder era Tegatoo Al investigar resultó ser los restos de El Gran Arquitecto del Universo.

Incluso un ocultista experimentado puede tener dificultades si realiza trabajos mágicos con mala salud, cansancio excesivo, incluso si tiene en su cuerpo una moderada cantidad de alcohol, pues muy poco resulta excesivo cuando se manejan fuerzas invisibles. Esto se aplica igualmente a cada uno de sus ayudantes. La fuerza de una cadena está en su eslabón más débil, y si uno de los miembros del equipo no puede manejar las fuerzas todo el mundo sufrirá por ello. Una logia ritual no es lugar para un ineficaz bien intencionado.

En el ocultismo de hoy hay mucha charlatanería. En su mayor parte es inocua por ser totalmente ineficaz; pero nunca se sabe cuándo se van a tener momentos difíciles. Tomemos por ejemplo los anuncios de diversas publicaciones ocultas que ofrecen “encantos que funcionan”. Ocurre una de estas dos cosas. O bien no funciona en absoluto, en cuyo caso se está perdiendo el dinero al comprarlas; o funcionan por medio de un poder con el que se les ha cargado. ¿Cuál es la naturaleza de ese poder? ¿Realmente saben de qué se trata las personas que hicieron el encanto o el talismán? ¿Tomaron la precaución de cerrar el aspecto más bajo antes de magnetizar el talismán con el aspecto superior? Estas son precauciones elementales del ocultista práctico bien entrenado. ¿Las conocía el que fabricó el talismán?

También están los que compran libros de segunda mano sobre magia. ¿Quién fue el propietario anterior y con qué fines utilizó esos libros? Ose comprar un libro nuevo producido por alguna escuela oculta con motivos de propaganda. Esos libros suelen magnetizar antes de enviarse, formando así un vínculo magnético entre el comprador y la orden que los editó.

O alguien puede unirse a un grupo que previamente ha estado relacionado con otro grupo oculto cuyos contactos estaban degradados. A menos que se tomen las precauciones apropiados, esa persona llevará el contagio psíquico con ella, y sus compañeros pueden tener experiencias desagradables.

Me acuerdo que un ocultista de gran experiencia me dijo que para tener seguridad en el ocultismo se necesitan dos cosas: motivos correctos y compañeros correctos. Nos rodeamos de una falsa seguridad si creemos que las buenas intenciones son protección suficiente. Mi consejo al aspirante a estudiante es que invoque al maestro para que le envíe un iniciador, y se niegue a realizar cualquier trabajo práctico hasta que esté plenamente convencido de que ha encontrado el iniciador.

No puedo entrar aquí en las precauciones que hay que tomar contra los sucesos indeseables en el trabajo oculto práctico ni en los remedios a aplicar si se producen; simplemente indicaré los signos por los que se puede reconocer tal eventualidad. Esto es lo único que puede hacerse y el iniciado sabe lo que ha de hacer sin necesidad de que yo lo guíe; el no iniciado no puede hacer nada, y debe buscar ayuda. Para él es suficiente con saber cuando necesita esa ayuda.

Si las cosas van mal en el curso de un ceremonial mágico, la energía se “cortocircuita” y alguien, quizá el operador o puede que la persona más débil del equipo, quede “noqueado” como si hubiera recibido un puñetazo de un boxeador invisible. Al recogerle, estará muy aturdido, y necesitará días, posiblemente semanas, para restablecerse. Se hallará en un estado de postración completa y de considerable confusión mental, que irá desapareciendo gradualmente. A menos que haya algún defecto orgánico, como una inestabilidad mental hereditaria, una mala condición del corazón o arterias endurecidas, la recuperación será completa en su momento, pero naturalmente es malo que estén presentes algunas de esas condiciones, por lo que los que las tienen no deben tomar parte en experimentos ocultos. Personalmente, no creo que por sí solas las fuerzas invisibles puedan causar realmente la pérdida de la vida o un daño permanente de no existir una lesión física. La persona que enloquece como resultado de un shock psíquico habría enloquecido igualmente en un accidente de ferrocarril o con cualquier otra experiencia emocional drástica.

A menos que la atmósfera psíquica le indique de otro modo, no es necesario realizar ningún destierro, ni tomar precauciones contra la obsesión, porque el poder se ha dispersado en el acto mismo de infringir el shock.

Cuando hablo de los experimentos de la magia ceremonial no me refiero a la iniciación de un ritual. La iniciación de un ritual es desde luego magia ceremonial, lo mismo, por lo que concierne al caso, que los sacramentos de la iglesia. Pero el ocultista, utilizando sus términos quizá un poco libremente, no incluye a los rituales iniciáticos cuando habla de magia ceremonial.

Hay muchas variedades de ceremonias iniciáticas, pero todas están pensadas para trabajar sólo sobre al alma del candidato. En cambio, la magia ceremonial, en el sentido técnico del término, está pensada para trabajar sobre el alma de la naturaleza. Las dos operaciones, en sus innumerables formas, pertenecen a un tipo totalmente distintos, y tratan de conseguir resultados absolutamente diferentes.

¿Tenemos que renunciar a los métodos ceremoniales porque ocasionalmente, en manos inexpertas o en condiciones inconvenientes, han conducidos a resultados desastrosos? Hay un riesgo injustificable que ninguna persona equilibrada debe correr si lo puede evitar, y hay un riesgo justificable que todo el mundo debe estar dispuesto a aceptar para conseguir algo nuevo. No todos los seguidores del camino interior son adecuados para el trabajo ceremonial, del mismo modo que no todos los individuos están preparados para manejar los controles de un aeroplano; pero hay personas, hombres y mujeres, para quienes un poco de peligro es un acicate que les impulsa a demostrar lo que valen, y estas personas se encontrarán siempre en le vanguardia de la gran aventura.

DISTINCIÓN ENTRE UN ATAQUE PSÍQUICO OBJETIVO Y PERTURBACIÓN PSÍQUICA SUBJETIVA

El psiquismo, por auténtico que sea, es causa frecuente de autoengaño. Un psíquico es invariablemente una persona muy sensible y sugestionable. Esa es la base de sus dones. Como el psiquismo no es algo normal, al menos en los europeos, el psíquico es, en términos de los ingenieros náuticos, alguien “con demasiado motor para su casco”. En consecuencia es inestable, capaz de reacciones emocionales violentas, y en general muestra esas aberraciones de conducta a las que estamos habituados a relacionar con el genio artístico.

A menos que un psíquico sea entrenado, disciplinado, protegido y vigilado por quienes entienden su condición, su psiquismo no será nunca de confianza, porque se dejará llevar por todos los vientos e influencias. El psíquico y el neurótico son muy afines en sus reacciones ante la vida, pero el neurótico se diferencia del psíquico en que, en lugar de tener demasiado motor para su casco, tiene poco casco para sus motores. Sin embargo, el resultado es el mismo: una discrepancia entre la fuerza y la forma con la consiguiente incapacidad de mantener un control central, razonado y dirigido.

En gran parte, la técnica de la disciplina oculta se dirige hacia el mantenimiento del control de fuerzas dispares, compensando la sensibilidad del psíquico y protegiéndole de impresiones indeseables. No se debe aprender a abrir la puerta de lo invisible si al mismo tiempo no se aprende a cerrarla.

Como observamos en la introducción es muy raro que lo invisible venga a la búsqueda de los seres humanos. Pero si empezamos a estudiar al ocultismo, incluso a interesarnos por él, antes o después obtendremos resultados, siempre, claro está, que el sistema utilizado contenga el germen de la eficacia.

En el caso de una persona que llega al sendero por vez primera, el progreso será necesariamente lento y laborioso; pero un alma que se ha iniciado en encarnaciones anteriores puede reabrir las facultades psíquicas latentes con tanta rapidez que se convierte en grave el problema de mantener una coordinación armónica de la personalidad.

Es muy común que una persona que realiza su primer contacto con el movimiento experimente perturbaciones psíquicas. Esto se atribuye a veces a influencias malignas, a veces a entidades malignas. Pero puede que estas dos deducciones sean falsas. Hay una tercera posibilidad que es responsable con mucho del mayor porcentaje de víctimas: el simple hecho de que la conciencia esté siendo perturbada por una fuerza nada habitual. Es común ver a un niño enfebrecido en los primeros días de unas vacaciones junto al mar. No está necesariamente enfermo. El aire poderoso, los alimentos a los que no estaba habituado y la excitación de sus nuevos alrededores están perturbando su sensible equilibrio físico. Lo mismo sucede cuando el neófito se ve perturbado al inicio de su camino oculto. Las vibraciones infrecuentes le perturban y tiene un ataque de indigestión oculta. En ambos casos el tratamiento es el mismo: restricción temporal de la dieta que ha provocado la perturbación.

Otra causa de la perturbación psíquica puede estar en la recuperación parcial de los recuerdos de encarnaciones pasadas, si estás incluyen episodios dolorosos, sobre todo si están relacionados con estudios esotéricos. La entrada de los conceptos ocultos en la mente consciente tiende a despertar el recuerdo subconsciente de experiencias similares en vidas pasadas. La emoción que rodea a un recuerdo se recupera invariablemente antes que la imagen real del incidente. (Esta es una de las mejores pruebas para conocer la precisión de los recuerdos de las vidas pasadas.)

Esta emoción previa puede presentarse durante mucho tiempo en el umbral de la conciencia antes de que las imágenes se clarifiquen lo bastante para ser tangibles. Si la emoción que está surgiendo en el horizonte es de naturaleza dolorosa, puede causar considerables perturbaciones, y en ausencia de un consejero experimentado se puede atribuir a un ataque oculto, o a la percepción psíquica de influencias malignas en el grupo oculto al que el neófito se ha afiliado. Es necesario poner una gran precaución para extraer conclusiones de las impresiones psíquicas de un estudiante inexperto, el cual puede alarmarse tanto como un niño de dos años.

Por otra parte, las reacciones instintivas de un alma pura y sensible no deben ser ignoradas. Las entidades malignas y las logias negras existen. No debemos permitir que el grito de “¡el lobo, el lobo!” nos haga ser descuidados. En cualquier caso, la víctima está sufriendo de una incomodidad que es remediable.

Resulta tremendamente difícil determinar psíquicamente si el aquejado tiene motivos razonables para sus sentimientos, pues su propia imaginación habrá llenado su atmósfera con formas de pensamiento amenazadoras. No es un asunto simple de decidir si esas formas de pensamiento son objetivas o subjetivas. Lo más prudente es fiarse de las evidencias que pueden ser objetivamente examinadas e investigar los registros de ese grupo u ocultista particulares que son acusados.

Pero también es necesario investigar los registros de la persona que hace la acusación. El que esa persona esté llena de los ideales más elevados no es prueba de que tenga una mente equilibrada, un juicio claro y sin desviaciones, ni de que aprecia la naturaleza de la evidencia. Una persona no tiene porque mentir deliberadamente para hacer afirmaciones muy alejadas de la verdad.

Otro factor que ha de ser reconocido son las divagaciones del instinto sexual en una persona que lo ha reprimido. Consideremos el caso de una mujer, quizá ya no joven, cuyas circunstancias le permiten por primera vez seguir sus propias inclinaciones; un caso muy común en las amas de casa que han de esperar la muerte del marido antes de comprender su camino en la vida. Esta mujer aborda el ocultismo, por el que siempre ha tenido una inclinación, y se une a algún círculo de estudio, y posiblemente realiza una iniciación ritual.

El jefe de ese círculo será con toda probabilidad una persona de fuerte individualidad. La recién llegada, inexperta y hambrienta de amor, queda encantada. El ritual es algo muy estimulante, como el clérigo anglo católico ha descubierto a su costa. La mujer, posiblemente ignorante de los hechos de la vida, se siente extrañamente agitada. Se asusta, siente que algo del reino de Pan se ha aproximado. Su instinto la guiará usualmente hacia la fuente de donde procede la influencia perturbadora. Designará con dedo inflexible al varón magnético. Pero raramente tendrá en cuenta las reacciones de la mujer en presencia del varón.

Si es una mujer ignorante de los hechos de la vida, la acusación tomará usualmente la forma de influencia hipnótica. No entiende que la naturaleza es la que hipnotiza. Si es una mujer que conoce algo del mundo, la acusación puede ser de avances impropios. Una mirada a la mujer suele bastar para decirnos si es probable que haya algún fundamento o no para esa acusación. Raras veces la mujer joven y hermosa, quien tendría razones para ser aprehensiva, es la que nos cuenta estas historias. Es curioso que nunca parezca ocurrírsele a quien hace esta acusación refugiarse en la huída o poner el asunto en manos de un abogado. Si al final de un largo relato lleno de oscuras sugerencias e inexpresables matices se le pregunta: “¿qué hizo él exactamente?”; la respuesta suele ser: “me miró de un modo significativo”.

Cuando oímos una de estas historias, es mejor prestar más atención al porte de la persona que la cuenta que a los supuestos hechos. Su porte nos dará usualmente una información más valiosa. Conseguir que una auténtica víctima hable es algo de lo más difícil del mundo. La mujer, que transmite a todo el mundo el relato de su propia vergüenza suele ser una mujer desdeñada, y la fiabilidad de su testimonio en el asunto está en relación inversa a su locuacidad.

Debe tenerse en cuenta al valorar esos cargos que un ocultista entrenado, sobre todo si es de alto grado, tiene una personalidad magnética en exceso, la cual puede ser perturbadora para quienes no están habituados a fuerzas psíquicas de alta tensión. Pues mientras que la persona que está madura para el desarrollo desplegará rápidamente la conciencia superior en la atmósfera de un iniciado de alto grado, la persona que no está preparada puede encontrar profundamente perturbadoras esas influencias.

Las quejas de un ataque oculto pueden tener un origen en los engaños del loco, y no invalidará esto necesariamente el hecho de que una segunda persona presente pruebas de apoyo. Hay una curiosa forma de locura a la que los alienistas dan el nombre de “folie de Deus” en la que dos personas íntimamente relacionadas comparten los mismos engaños. Suele encontrarse en esos casos que uno está realmente loco y el otro pertenece a un tipo histérico y se ha visto imbuido por los engaños de su amiga por medio de la sugestión. Utilizo el pronombre femenino porque esta forma de locura es rara entre los hombres. Suele ocurrir entre dos hermanas o dos mujeres que iban juntas.

Cada tipo de locura tiene su expresión facial característica, incluso su modo de andar. Pero no es tan simple, ni siquiera para el experto, reconocer una locura en sus fases incipientes. Los lunáticos son tremendamente creíbles, y cuando captan parte de la jerga del ocultista o espiritualista pueden presentar su caso extraordinariamente bien. Incluso el alienista experimentado ha de mantener un caso en observación para poder averiguar si es o no una locura auténtica.

En un campo en el que los expertos dudan con frecuencia, ¿qué puede hacer el profano que se enfrenta a un caso que levanta sus sospechas? No cabe esperar que reconozca la locura en cuanto la vea, pero su propio sentido común debe bastar para permitirle reconocer la cordura. En otras palabras, debe suspender el juicio sobre los supuestos hechos y concentrarse en la cuestión de los motivos. Ahí es donde encontrará su mejor indicación. Si una persona no puede ofrecer explicación válida con respecto a las razones del ataque que está sufriendo, ni a su causa u origen, podemos deducir con tranquilidad que se ha originado en su imaginación.

EL ELEMENTO PSÍQUICO EN LA PERTURBACIÓN MENTAL

Ya hemos visto que los trastornos nerviosos y mentales pueden estimular un ataque psíquico, especialmente si el sujeto está familiarizado con la terminología del ocultismo. También podemos considerar el papel jugado por el ataque psíquico en los trastornos nerviosos y mentales. Vamos a dar una explicación breve de la naturaleza de las perturbaciones nerviosos y mentales y de la distinción entre ellas.

En el curso de una encarnación, la mente se forma con los fundamentos de los rasgos del ser superior, o individualidad, que es el alma inmortal que se desarrolla en el curso de una evolución. La mente, por tanto, forma parte de la personalidad, la unidad de la encarnación, iniciándose en el nacimiento y disolviéndose en la muerte, siendo absorbida su esencia por la individualidad, que evoluciona a partir de ahí.

La mente es esencialmente el órgano de adaptación al entorno, y cuando la adaptación fracasa es cuando comienzan los problemas neuróticos e histéricos. Cada ser vivo es el canal para una corriente de la fuerza de vida que procede del Logos, el creador de este universo. Esta corriente se divide en tres canales principales representados por nosotros como los tres grandes instintos naturales: autoconservación, reproducción e instinto social. Estas son las fuentes principales de nuestra vida. La presión de la propia vida está tras ella, y si son desbaratadas más allá de su capacidad de compensación (por considerable que sea ésta) son como corrientes cuyos canales están bloqueados y que en consecuencia se inundan y convierten en un pantano la tierra adyacente.

La emoción es el aspecto subjetivo de un instinto. Es decir, cuando funciona un instinto, sentimos emoción. Cada emoción que sentimos puede referirse a uno u otro de los instintos. El resentimiento ante una ofensa a nuestra dignidad tiene sus raíces en el instinto de autoconservación. Nuestro amor por el arte tiene sus raíces en el instinto del amor, la belleza, la expresión creativa que en su arco más inferior se denomina sexo. Cada uno de estos instintos tienen su aspecto espiritual superior y su aspecto físico elemental, y la transmutación de un plano a otro tiene lugar libremente, por lo que a menos que entendamos el significado de estas manifestaciones nos equivocaremos. En su comprensión está la clave de la ciencia de la vida.

Si uno de los grandes instintos es reprimido hasta el punto de que se deshacen todos los intentos de compensación; o si el temperamento es tan poco elástico y acomodaticio que no modifica sus demandas, el ego realiza un intento final y desesperado de ajuste saliéndose de los limites dentro de los cuales pueden mantenerse relaciones armoniosas con el entorno. Se rompe la comunicación con el entorno y la mente, al menos en parte, abandona la esfera de la realidad cambiándola por la esfera de la imaginación. Se pierde el sentido de los valores fijos y las cosas asumen una importancia simbólica. Esta ruptura puede ser parcial, relativa a ciertos aspectos tan sólo, o total.

En la histeria, las fuerzas de la vida bloqueadas permanecen en el canal, pero se lanzan con fuerza concentrada por cualquier compuerta que pueda abrirse. En consecuencia, por debajo de la obstrucción, en lugar de ser el río un cuerpo de agua que fluye suavemente, desciende con rápidos y remolinos difíciles y peligrosos para la navegación, por lo cual la barca de la vida puede naufragar. También el campo circundante se reduce a una zona pantanosa, ni tierra ni agua. Dicho de otro modo, el temperamento se vuelve tempestuoso y los factores emocionales indebidos y los factores no emocionales de la mente, como el juicio y el autocontrol, se desmoralizan. Por necesidad, tal temperamento se encuentra con dificultades perpetuas en la vida, y periódicamente las emociones reprimidas se rompen en llantos, gritos y movimientos musculares convulsivos, que actúan como válvulas de seguridad y alivian temporalmente la presión.

El neurótico se diferencia del histérico en ciertos rasgos bien marcados que hay que tener en cuenta cuidadosamente, pues son muy importantes desde un punto de vista práctico. Los problemas del neurótico comienzan del mismo modo que los del histérico, debiéndose a una emoción reprimida y al fallo de adaptación al entorno; pero en su caso las fuerzas de la vida puestas en funcionamiento abren canales para sí mismos que circunnavegarán el obstáculo que bloquea el camino. Obtenemos, en consecuencia, lo que el psicólogo llama desplazamiento de la emoción. Algún asunto comparativamente inocuo se convierte en el objeto de un derrame emocional que en modo alguno le concierne, pues se ha convertido en el sustituto de otra cosa. Es el curioso rastro subterráneo de la emoción en la mente que causa tantos problemas, pues el paciente no está loco y sin embargo, ciertas partes de sus valores y reacciones ante la vida se han visto pervertidas. Es una persona extremadamente difícil de tratar, porque es dada a inesperados e irracionales amores, odios y miedos, y actúa en consecuencia.

En las locuras orgánicas se determinan condiciones similares, los resultados psicológicos son los mismos, pero como el origen es físico y no mental, no pueden tratarse por la psicoterapia. Hay que hacer algunas cosas para aliviarles, sin embargo, aunque no puedan curarse totalmente; por tanto, los consideraremos desde los dos puntos de vista, el oculto y el psicofísico.

El cuerpo es el vehículo de la mente. Si el vehículo falla, la mente no se puede expresar con precisión; sus reacciones estarán distorsionadas. La ciencia ortodoxa dice que el cerebro es el órgano de la mente, pero la ciencia esotérica dice que el cerebro es el órgano de la percepción de las impresiones sensoriales y de la coordinación de los pulsos eferentes. Es el sistema telefónico del sistema nervioso. Sólo en uno de los puntos la mente toca el cuerpo, los otros son las glándulas sin conductos del sistema endocrino, la pineal, pituitaria, tiroides, suprarrenales, timo y gónadas; a lo que podría añadirse el plexo solar y el plexo sacral. El estudioso de la fisiología cuántica será muy torpe si no ha observado que las sacras coinciden en su localización física con los órganos endocrinos.

La tarea de las endocrinas es el mantenimiento de la composición química de la sangre. Ponen en ellas sus secreciones, llamadas hormonas, en ciertas proporciones equilibradas. Si el equilibrio se ve perturbado, por el exceso de una secreción o la escasez de otra, tienen lugar cambios profundos en el metabolismo. La totalidad de los procesos vitales está regulada por las endocrinas, y pueden acelerarse o reducir su tasa en sus diferentes aspectos cuando se altera el equilibrio de las mismas. Los fisiólogos saben que este equilibrio endocrino está íntimamente relacionado con los estados emocionales, y especialmente con las posiciones de alerta o aturdimiento del temperamento.

Los psicólogos no aprecian en grado suficiente la importancia de las investigaciones recientes sobre las endocrinas, pero los ocultistas tienen un conocimiento de este aspecto de la psicifisiología como parte de su enseñanza tradicional. Los ejercicios respiratorios del yoga se basan en este conocimiento y son muy potentes, como lo son todas las prácticas ocultas, conducentes a corregir el plano físico. De hecho, podemos decir que ningún proceso oculto es realmente potente, ni ha completado su circuito, a menos que tenga su punto de contacto con la materia densa; un punto que muchos ocultistas dejan fuera de sus cálculos. El ocultismo aunque es primordialmente un proceso mental, no lo es totalmente. Es tanto material como espiritual.

En la gran mayoría de los casos de locura no se pueden demostrar cambios orgánicos en el cerebro, pero los alienistas reconocen cada vez más que pueden buscar las calamidades de Hécate en la sangre. Su composición química puede alejarse de la normalidad, bien por un cambio en el equilibrio hormonal o por los subproductos de la enfermedad. Este cambio de la química de la sangre se ve seguido inmediatamente por un cambio de tono emocional. El individuo puede volverse excesivamente emocional o deprimido, apático o irritable. Los antiguos describían admirablemente estas condiciones como los cuatro humores: sanguíneo, bilioso, linfático y colérico.

Tras considerar las bases físicas y subjetivas de las perturbaciones mentales, nos hallamos ahora en posición de valorar con precisión la parte jugada por lo invisible. ¿Qué sucede cuando un neurótico aborda el ocultismo? El mejor modo de responder a esta pregunta es considerando lo que sucede cuando una persona normal se inicia en el ocultismo. Aprende por primera vez la existencia de mundos invisibles y empieza a pensar en ellos. Nada más hacer esto, entra en contacto con ello. Al principio, quizá no pueda percibirlo conscientemente; sin embargo, los está sintiendo subconscientemente y le están afectando. La vida muestra esto al observador cercano de mil maneras.

En lo invisible hay grandes fuerzas que se mueven como corrientes, y somos atraídos hacia ellas de acuerdo con nuestra afinidad temperamental por ellas. La personalidad violenta se ve atraída hacia la corriente de Marte, la personalidad emocional y sugestible hacia la esfera de la Luna. La influencia de estas esferas les afectan. Pero el ocultista que trabaja bajo un sistema apropiado sabiendo que ha de encontrarse con esas fuerzas antes o después, las elige voluntariamente una a una y por medio de rituales apropiados, y las sintetiza dentro de su propia naturaleza. Sabe también que cada aspecto tiene su inverso.

La virgen Maria se refleja en Lilith. Las fes antiguas sabían esto, pero el cristianismo popular, que no tiene raíces en la tradición, lo ha olvidado. El cristianismo protestante abandonó su aspecto oculto con la reforma. Todos los panteones paganos tienen aspecto de divinidades así como otros etéricos. Necesitamos buscar en el montón de desechos de la historia las partes perdidas de nuestra propia tradición para que nuestra fe sea completa, y la línea más provechosa de búsqueda está en la cábala y en la literatura gnóstica. La literatura de la gnosis ha sido destruida en gran parte por la persecución sistemática, pero en la cábala nos queda todavía un sistema completo. Los judíos, estrictamente monoteístas, no hablan de dioses, pero reconocen una jerarquía de ángeles y arcángeles que es el equivalente de los panteones paganos. Mediante esos mensajeros etéreos el Padre Todopoderoso formó los mundos.

Consideremos una vez más la doctrina cabalística de los Qlippoth, pues guarda una íntima relación con el problema de la locura. La doctrina de los diez Sefiroth sagrados, dispuestos de forma correcta para constituir el árbol de la vida, es muy valiosa por cuanto nos permite concebir lo invisible. El primer Sefira se concentra a partir de lo inmanifestado, el punto dentro del circulo. De ahí emana el segundo, que a su vez emana el tercero. En cuanto uno ha emanado a otro, se dice que los dos están equilibrados ( ya explicado anteriormente); pero cuando la emanación está en proceso hay un período de fuerza desequilibrada. Por así decirlo, ésta se sale de sí misma en el cosmos y establece una esfera propia, sin conexión con el sistema cósmico. En consecuencia, cada esfera del cosmos tiene su contrapartida en el caos, en miniatura, cierto, pero sin embargo, potente y funcional.

Cada esfera, en el curso de su evolución, constituye un sobrealma que recibe distintos nombres en los diferentes sistemas. En el sistema cabalístico les llamamos arcángeles, los espíritus que hay ante el trono. La esfera del sol está representada por Rafael, la de la luna por Gabriel. Los Sefiroth anversos, o Qlippoth, se forman exactamente del mismo modo. En las habitaciones del infierno estos dos son conocidos como los disputadores y los obscenos, nombres que indican suficientemente sus caracteres. La esfera del sol es también el punto de manifestación del Mesías o Salvador de la tierra. El Príncipe de la Paz tiene su anverso en los disputadores. ¿Quién, que haya tenido la visión hermosa no conoce la reacción que le sucede, y la necesidad de sabiduría, autocontrol y paciencia para tratar las fuerzas que se liberan no sólo en el alma sino también en el entorno? Por esta razón todas las revelaciones se anteceden de períodos de purgación y disciplina. Debemos mantener una vigilia antes de sentarnos al festín.

La conciencia, liberada de la esfera de la tierra, se eleva hasta la esfera de la luna. Esta es la esfera negativa, femenina, receptiva y psíquica. De allí avanza hacia la esfera del sol. Es la esfera positiva y masculina de la conciencia superior. La visión del adivino distinguiéndose de la del psíquico. A su tiempo el camino es flanqueado por las esferas de la sabiduría hermética y la belleza elemental.

Esas esferas, relacionadas con los grados de iniciación, no nos interesan en estas páginas. Sólo tenemos relación con la esfera de la luna, la amante de la luna. Ahora bien, la luna era representada por los antiguos bajo diversas formas, como Diana la cazadora casta, símbolo de la sublimación, y Hécate, patrona de la brujería y el pacto. Ya hemos comentado que los Qlippoth de la esfera de la luna se llaman los obscenos. De ahí que cuando el alma inestable avanza por el camino de Saturno que traza un puente hacia lo astral, y entra en la esfera de la luna, contacte con el aspecto de Hécate y se encuentra en relación con los obscenos, dirigido por Lilith, quien da sueños de deseos. ¿Hay que asombrarse entonces de que Freud encuentre los sueños neuróticos llenos de imágenes sexuales en sus formas más pervertidas y degradadas? Los rabinos conocían su psicología tanto como él.

Como ya hemos comentado, el neurótico es muy a menudo psíquico, y el psíquico es muy a menudo neurótico. ¿Qué podemos esperar que le suceda al alma que ha tomado la iniciación en una era pasada, recibe inconscientemente el desarrollo psíquico así conferido y se encuentra encarnada en una personalidad neurótica en esta vida? Caerá bajo el dominio oscuro de la luna y Lilith será su amante. Por las fuerzas que ajustan mal el temperamento neurótico, encuentran camino de entrada las fuerzas del abismo. Los complejos disociados del microcosmos se ven reforzados por los complejos disociados del macrocosmos, pues eso es precisamente lo que son los Qlippoth.

Los ocultistas y sus admiradores ignorantes, los supersticiosos, han sostenido siempre que la locura tiene relación con la posesión demoníaca. La medicina moderna lo discute y declara que las diversas manifestaciones de la mente enferma se deben totalmente a procesos psicológicos subjetivos. Actualmente estas dos escuelas de pensamiento son como dos campos armados, preparados para la batalla y afilando sus armas uno frente al otro. Cada uno está seguro de sus propias razones si quiere que el otro las escucha. Opino que puede encontrarse un campo común para la reunión de estos dos puntos de vista opuestos.

La psicología demuestra el mecanismo de la mente y puede explicar los procesos mentales por los que las ideas de los dementes asumen su forma última. Puede mostrar la conexión entre estas ideas y los sueños de la mentalidad normal. Lo que no puede explicar es la diferencia fundamental entre estos dos estados subjetivos y la conciencia de vigilia normal. Aquí es donde el ocultista puede decir al psicólogo algo que él debería escuchar, pues puede mostrar cómo esas visiones se producen experimentalmente y a voluntad por medio de la magia ceremonial. Y aún más importante, el ocultista puede enseñarle cómo pueden dispersarse esas visiones y las facultades psíquicas cerrarse y sellarse.

Esto nos lleva a la parte práctica de nuestras consideraciones: ¿hasta qué punto pueden aplicarse los métodos de la magia ritual para el alivio de la enfermedad mental? Son indudablemente paliativos, pues no producirán una curación permanente a menos que se encuentre y elimine el origen de la condición mental perturbada. Si no se hace así, nada más haberse dispersado estos fantasmas volverán a formarse, porque el estado mental del paciente los estará invocando. En tales circunstancias no puede mantenerse intacto ningún círculo mágico. En cuanto rompamos la relación en el abismo el paciente la renovará.

Pero tales condiciones constituyen un círculo vicioso. Las fuerzas Qlippóticas con las que se ha establecido un contacto lo desarrollarán activamente, y mantendrán a su víctima mientras se intente desalojarlas. En esta época racionalista, olvidamos fácilmente que existe un mal organizado inteligente. Si se eliminan las causas físicas de esta perturbación, se erradica el foco séptico, o se corta el tumor que presiona la glándula endocrina, y la mentalidad sigue sin recuperar la normalidad, un exorcismo producirá a menudo resultados inmediatos y notables.

En el caso del neurótico, cuyo problema está totalmente en la esfera de la mente, un exorcismo tiene un enorme valor como preliminar al tratamiento psicoterapéutico apropiado, pues aclara el terreno e impide la reinfección, dando al paciente la posibilidad de partir de nuevo. Es posible que los demonios Qlippothicos ganen una influencia hipnótica tan poderosa sobre la víctima que ésta esté indefensa para romperla con un esfuerzo de su voluntad, y que la psicoterapia ortodoxa no pueda tocar la raíz del problema. Quizá haya que repetir el exorcismo dos o tres veces en el curso del tratamiento, pues las relaciones pueden renovarse después de haber sido rotas. Pero cuando los complejos del paciente hayan sido eliminados, no regresarán.

En cualquier caso, un exorcismo produce un beneficio temporal notable; durante la tregua el paciente tiene una posibilidad de reunir fuerzas y las influencias malignas se ven minadas. Un paciente valiente que coopere con inteligencia raramente tendrá que ser exorcizado más de tres veces siempre que las condiciones materiales sean favorables. He visto casos eliminados con un solo exorcismo y que han permanecido bien indefinidamente mientras el paciente obedecía las instrucciones y no tuvo ninguna relación con lo invisible, ni leyó libros sobre el ocultismo ni se relacionó con personas interesadas en esos temas. Y también he visto al abismo establecer su influencia cuando el paciente desobedeció las instrucciones y volvió a despertar a las antiguas vibraciones.

Hemos de comprender que la conciencia humana no es un recipiente cerrado, sino que como el cuerpo tiene una entrada y salida continua. Las fuerzas cósmicas circulan a su través todo el tiempo, como el agua del mar a través de una esponja viva. Cualquier estado emocional que surja de nuestro interior se refuerza desde el exterior. El ser subjetivo sólo proporciona las astillas, y el cosmos el combustible. Cuando el fuego ha empezado, las fuerzas cósmicas del tipo apropiado cederán la lumbre. Así como el católico devoto es inspirado por las influencias de su santo patrón invocado por la oración, el neurótico se recarga por su demonio obsesivo, invocado por los pensamientos mórbidos del subconsciente disociado. El ocultista mantiene que el principio generalizado del mal tiene sus canales inteligentes, del mismo modo que el principio organizado del bien tiene sus espíritus administradores. Cualquier observador que considere el fenómeno de la perturbación mental podrá apoyar esta hipótesis.

La cuestión de la obsesión es muy importante. La palabra se utiliza muy libremente en los círculos ocultos, en el sentido de la retirada de un alma de su cuerpo siendo sustituida por otra alma, pero dudo que sea ésta una verdadera representación de lo que verdaderamente sucede. Siempre me ha parecido que en la obsesión no tenemos la sustitución real de un alma por otra, sino una DOMINACIÓN COMPLETA DE UN ALMA POR OTRA. Es la dominación hipnótica, y podemos explicarla en los términos de la psicología conocida de la hipnosis, siendo en este caso el hipnotizador una entidad astral.

1 comentario:

  1. Muy bueno... el trabajo teórico sobre del hombre con la magia y lo Psíquico. Esa relación psicofísico del plano mental y lo fisico, la del plano astral y lo espiritual. Donde esas energías del mundo mental de bajo astral por así de nominarlos si no estas espiritualmente configurado(iniciado) terminas siendo dominado o sometido conscientemente o inconscientemente.
    La verdad muy bien desarrollado, todo en uno.
    Gracias por compartirlo Alexis.
    Namasté..

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