martes, 13 de abril de 2010

Cuadernillo N° 25 – Parte 2 - MIEDO A LA LIBERTAD

Muchos de vosotros recordaréis aquel fantástico libro del mismo nombre cuyo autor era Eric From. En su día nos hizo replantearnos nuestras fronteras, nuestros límites y nuestros horizontes. No sé si al volver a leerlo hoy ocurriría lo mismo. Posiblemente si, porque algunos libros, y ese es uno de ellos, siguen teniendo la fuerza y la viveza del conocimiento perenne, siguen siendo puntos de luz que se renuevan cuando vuelves a deslizar la vista sobre sus líneas.

Las palabras no han cambiado pero tú sí y entonces una nueva dimensión se despliega ante ti con infinitas posibilidades de comprensión y asimilación de los conceptos de siempre pero actualizados, recreados en ese momento para ti, el lector que está buscando respuestas entre esas páginas. Por eso los libros nunca morirán, por eso necesitamos tenerlos siempre cerca, como a ese amigo fiel que nunca te defrauda y espera pacientemente a que vuelvas a retomarlo.

El cambio es el proceso rey en la Naturaleza, la transformación en unos casos (cambiar a nuevas formas) o la renovación en otros (morir a lo viejo y nacer a lo nuevo) forman parte de nuestra vida. Desde las más pequeñas células de nuestro cuerpo físico, hasta nuestros más sutiles procesos de ampliación de consciencia, pasando por el cambio de nuestros corpúsculos energéticos, del desarrollo de nuestros procesos mentales, de la vivencia de nuestras sensaciones y sentimientos... todo, absolutamente todo cambia y quizás también por eso hay una fuerza que se opone a ese cambio y que intenta ser tan fuerte como la de la transformación, para poder contrarrestar su empuje.

Esa fuerza está presente permanentemente en nuestra vida, agazapada, escondida, esperando el momento oportuno para saltar sobre nosotros y nuestras circunstancias.

Lo hace tan bien que gana muchas batallas. Utiliza un lugarteniente muy poderoso: el miedo y éste tiene a su disposición todo un ejército bien pertrechado de soldados incondicionales que, aunque usan distintos ropajes, tienen siempre un denominador común: sembrar la inseguridad.

Cuando alguno de estos personajes se presenta ante nosotros vestido como el fracaso, el que dirán, el no ser aceptado, la pérdida de nuestra imagen, el no ser querido, el que se nos vea... y muchísimos más, comienzan a producirse enfrentamientos en el campo de batalla que es nuestro ser integral. Como no sabemos identificar muy bien las causas nos centramos en los efectos y pueden ser muchos:

La tensión que supone la contradicción que estamos viviendo entre lo que sentimos internamente y lo que sucede en el exterior provoca pequeñas disfunciones físicas que pueden llegar a hacerse crónicas o a agravarse si no se supera la situación. Aparece el síntoma de esa disfunción como una enfermedad, hemos somatizado el conflicto y se muestra en la parte más visible, nuestro cuerpo.

A nivel energético se empiezan a producir "cortocircuitos', debido a la falta de fluidez a la hora de canalizar la energía vital que nos rodea y que inter-penetra nuestras células; eso provoca alteraciones en la recepción de esa energía en algún órgano especialmente sensible o debilitado.

A nivel mental se genera una sobrecarga por la tensión que se está viviendo, se intenta buscar una solución que contente a todos pero la mayoría de las veces no se encuentra.

A nivel emocional se producen bloqueos que afectan a los procesos mentales cargándolos de una tensión extra que afecta al razona miento lógico que queda prácticamente anulado o al menos inhibido.

En este estado de cosas se produce la rendición, nos volvemos vulnerables y entregamos las armas a las circunstancias que nos rodean, la situación que vivimos, nuestro entorno, las personas implicadas, todo lo que está fuera de nosotros comienza a llevar el control de la situación y poco a poco vamos perdiendo terreno, retrocediendo.

Aparecen entonces en el horizonte nuevos personajes enviados por el miedo que intentan con mil argucias convencernos y demostrarnos que "antes estábamos mejor, que corremos muchos riesgos innecesarios, que lo que acostumbrábamos a hacer formaba parte de un terreno conocido en el que nos desenvolvíamos mal del todo, que no hay seguridad en el futuro y que el cambio siempre es doloroso ¿no recuerdas acaso como dolían tus articulaciones cuando crecías de niño? Por no decir los altibajos emocionales que son inherentes con todo proceso de cambio".

Y uno, a veces, escucha esos "consejos" y se queda ahí, parado, bien acurrucadito para que nada se mueva y nada pase... pero el mundo, la vida sigue su marcha cambiándolo todo y si tú no cambias se aleja y te quedas con ese tremendo vacío interior difícil de llenar.

Hay algunos trucos para pasar ese trago, como dedicarse a comprar compulsivamente, intentar que el exterior compense todos tus sentidos, cubrir tus necesidades con la acumulación de más y más cosas, agarrarse a las personas como tabla de salvación... Pero eso, como todo, tiene un tiempo de vigencia, después cuando el ruido exterior se para y te quedas a solas contigo mismo ya no sirven esas pequeñas compensaciones y vuelve a surgir como el Ave Fénix la idea, el objetivo, aquello que nunca murió y que sólo estaba debilitado.

Y comienza de nuevo la batalla, tal vez en esta ocasión te sientes un poco más fuerte, un poco más seguro y te animas a dar un paso hacia adelante provocando el temido cambio... Y ya nada puede volver a ser igual, la nueva experiencia hace que seas una persona distinta y no podrás volver sobre tus pasos aunque lo intentes porque enseguida te das cuenta de que una vez que estás despierto, que has abierto tus ojos y has integrado algo ya no los puedes cerrar. Si ves un foco de luz aunque cierres los ojos percibes claramente que sigue ahí fuera encendido ¿o no?

Es terrible sentirse libre, lo más terrible y lo más grande que tiene un ser humano, es tener todo el poder creador del universo en nuestras manos, solo que la inconsciencia nos hace no saber manejar ese poder. Pero en los momentos en que uno se enfrenta a esos pequeños o grandes cambios (porque la vida no distingue de tamaños ni de oportunidades y a veces te ofrece lo más difícil cuando apenas tienes fuerzas y otras afrontar pequeñas cosas cuando te sientes con ánimo de manejar cualquier situación) tiene una oportunidad inestimable de dar respuesta de aprovechar la oportunidad para seguir creciendo en el conocimiento de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Es un momento crucial de indecisión con el que tarde o temprano volvemos a tropezarnos.

Todo cambia, todo crece, es un proceso imparable ¿cómo no vamos a cambiar nosotros? ¿Cómo vamos a quedarnos con aquel refrán de "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer"? ¿Cómo vamos a creer que cualquier tiempo pasado fue mejor? Lo mejor está siempre por venir, porque nuestro propio crecimiento nos dará nuevas herramientas, nuevas concepciones, una nueva visión de las cosas que antes no teníamos y eso nos permitirá dar una mejor respuesta al entorno y a nuestro propio impulso espiritual.

¿Puede alguien volver a usar la ropa de cuando era pequeño? ¿Puede el animal volver a utilizar la piel que acaba de cambiar por una nueva?, ¿puede uno volver a la cuna y hacer que todo alrededor se adecue a ese momento del pasado? No, evidentemente no. ¿Por qué entonces queremos agarrarnos a lo que tenemos ahora, sean propiedades, status, reconocimiento, persones, poder, influencia...? ¿Por qué nos empeñamos en repetir las lecciones que ya nos aprendimos en su día? ¿Qué nos aporta seguir viviendo una obra de teatro repetida?

Si además eso es imposible, solo un engaño mental nuestro nos hará creer que nada ha cambiado y podemos seguir viviendo como lo hacíamos en otra época de nuestra vida, porque el tiempo ha pasado y el tiempo, sea corto o largo, proporciona experiencias y las experiencias dan lugar a nuevos planteamientos y de ahí surge un nuevo ser, distinto del que era ayer aunque a simple vista no lo parezca, algo más se ha incorporado a su bagaje y por mucho que lo quiera ignorar está ahí, forma parte de su esencia y así será cada día, cada minuto de nuestra existencia si lo vivimos con consciencia de lo que estamos haciendo y del por qué lo hacemos.

Decía Sabater en su libro "Ética para Amador" que el hombre no es libre para elegir como es: alto o bajo, rubio o moreno... pero si es libre para elegir la forma de responder a ellas. A esa libertad de elección se refiere el libre albedrío o capacidad de decidir en cada momento hacia donde dirigimos el rumbo de nuestra nave evolutiva.

A veces los cambios producen dolor porque se desajusta momentáneamente nuestra escala de valores, y hasta que volvemos a re-ordenarla se generan fricciones con los que nos rodean: pareja, hijos, amigos, trabajo, etc. Sin embargo, es necesario pasar por ahí muchas veces para darse cuenta de que todo se supera, que al final lo único que tiene sentido es la experiencia. El conocimiento adquirido mediante la práctica forma parte integrante de nuestro ser, es incorporado a nuestra esencia y podemos tener la seguridad de que eso ya no tendremos que volver a aprenderlo.

Nuestra vida es una colección de instantáneas que forman la película de nuestra trayectoria espiritual a lo largo de múltiples existencias. Cada fotograma es consecuencia del anterior y nos conduce al siguiente; todos están encadenados y es bueno distanciarse a veces para ver el conjunto total, sólo así tendremos una perspectiva más justa.

APROVECHEN LA VIDA AMIGOS

¡Baila como si nadie te estuviera viendo!

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.

Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos más felices cuando lo sean.

Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esta etapa.

Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando nuestro esposo(a) le vaya mejor, cuando tengamos un auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.

La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA... ¿Si no es ahora? ¿cuándo?

Tu Vida siempre estará llena de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices de todas formas. Una de mis frases favoritas es de Alfred D. Souza, él dijo: "Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar la vida de verdad. Pero siempre había algún obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar. Entonces la vida comenzaría. Hasta que me dí cuenta que estos obstáculos eran Mi Vida."

Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad. La felicidad "es el camino". Así que, atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartiste con Alguien Especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie.

Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tengas hijos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno... o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser feliz...

La felicidad es un trayecto, no un Destino. Pensamiento para el Día:

Trabaja como si NO necesitaras dinero,
Ama como si NUNCA te hubieran herido,
Y baila como si NADIE te estuviera viendo.

*****

TRES PEQUEÑOS ÁRBOLES

Érase una vez, en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos, que pensaban sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes.

El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser lleno de piedras preciosas "¡Yo seré el baúl de tesoros más hermoso del mundo!"

El segundo arbolito miró un pequeño arroyo realizando su camino al océano y dijo: "Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar reyes poderosos sobre mí. "¡Yo seré el barco más imponente del mundo!"

El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba abajo de la montaña y vio hombres y mujeres trabajando en un pueblo trabajador, "¡Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca. Yo quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, levanten su mirada al cielo y piensen en Dios. "¡Yo seré el árbol más alto del mundo!"

Los años pasaron. Llovió, brilló el sol, y los pequeños árboles crecieron altos. Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y dijo: "¡Que árbol tan hermoso es éste!", y con la arremetida de su hacha brillante el primer árbol cayó. "Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, deberé contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol.

El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo: "Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mí". Y con la arremetida de su hacha brillante, el segundo árbol cayó. "Ahora deberé navegar aguas temibles", pensó el segundo árbol, "Deberé ser un barco imponente para reyes temidos y poderosos".

El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el último leñador lo miró. El árbol se paró derecho y alto y apuntando ferozmente al cielo. Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba y dijo: "Cualquier árbol es bueno para mí". Y con la arremetida de su hacha brillante, el tercer árbol cayó.

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó a una carpintería. Pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimento para animales de granja hambrientos.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso aquel árbol fuerte fue cortado y convertido en un simple bote de pesca, era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago.

El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo cortó para hacer tablas fuertes y lo abandonó en un almacén de madera. "¿Qué está pasando?", fue lo que se preguntó el árbol, "Yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar a Dios..."

Muchísimos días y noches pasaron. A los tres árboles ya casi se les habían olvidado sus sueños. Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol cuando una mujer joven puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento. "Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebé" le dijo su esposo a la mujer, la madre le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave y fuerte de la cuna. Y la mujer dijo: "Este pesebre es hermoso". Y de repente, el primer árbol supo que contenía el Tesoro más grande del mundo.

Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca. El viajero se quedó dormido mientras navegaba tranquilamente hacia adentro del lago sobre el segundo árbol. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llega al lago, el pequeño árbol se llenó de temor, él sabía que no tenía la fuerza para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia. Uno de los hombres se levantó y alzando su mano dijo: "calma". La tormenta se detuvo tan rápido como comenzó. Y de repente, el segundo árbol supo que el llevaba navegando al Rey del cielo y de la tierra.

Un día en la mañana el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Se asustó al ser llevado a través de una impresionante multitud de personas enojadas. Se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel. Pero un domingo por la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el Amor de Dios había cambiado todo. Esto hizo que se sintiera fuerte, y cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol más alto del mundo.

La próxima vez que te sientas deprimida porque no conseguiste lo que querías, solo siéntete firme y feliz porque Dios está pensando en algo mejor para darte.

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EL GATO DEL ASHRAM

REFLEXIÓN

A lo largo de milenios de convivencia con cuantas especies le rodeaban, el ser humano ha aprendido a domesticar a aquellas que pudieran serle de utilidad, tanto para su alimentación como para el trabajo.

Esta dedicación la hizo extensiva, con el paso del tiempo, al propio ser humano, de tal manera que al nacer ya lo hacemos marcados por siglos y siglos de domesticación, por condicionamientos sociales que vienen determinados por la obediencia, por la anulación del propio criterio en beneficio de aquellos que consideramos más preparados o a los que atribuimos una autoridad en virtud de su cargo o de su fuerza.

Todos, en mayor o menor medida, somos obedientes, disciplinados, corteses y serviciales cuando tenemos delante a alguien que, como buen pastor nos indica el camino a seguir, sea con buenas palabras o con la punta del látigo y quizás los representantes más cualificados de esos buenos pastores sean tanto el estamento religioso como el militar. Ambos nos piden obediencia, sumisión, disciplina... en ocasiones, bajo la amenaza de perder la vida terrenal o la eterna

Estamos acostumbrados desde pequeños a seguir pautas de conducta preestablecidas por la tradición, por unas leyes -promulgadas o no- que quizás tuvieran sentido en su día, en un determinado contexto social, pero que hoy carecen totalmente de sentido. Recuerdo un pequeño relato de Anthony de Mello titulado "El gato del Ashram" que decía así:

"Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato del ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que atarán al gato durante el culto de la tarde.

Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto vespertino.

Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeñaba el gato en la realización de un culto como es debido".

También tengo noticia de algunas "decisiones castrenses" que realmente moverían a la hilaridad si no fuera porque los implicados suelen ser siempre personas que no tienen posibilidad de quejarse abiertamente. Tal es el caso de un cuartel ubicado en la provincia de León que cuenta, desde hace años, entre sus puestos de guardia, uno junto a un banco que se halla en uno de los paseos del acuartelamiento.

La razón para su existencia es que un buen día se pintó el banco, por lo que la autoridad competente mandó colocar junto a él a un soldado que impidiera que alguien se sentara mientras la pintura estaba fresca.

La costumbre, la tradición, el "vaya usted a saber" hizo que, a partir de ese momento, siempre hubiera un soldado montando guardia junto al banco. Lo que no me comentaron es si se sigue impidiendo a la gente que se siente en él...

También parece ser de uso corriente la costumbre de arrestar no sólo a soldados por faltas de disciplina, sino también a aquellas cosas que, dentro del cuartel, hayan causado algún perjuicio como, por ejemplo, bordillos de acera sobre los que hubiera tropezado un general, máquinas de tabaco que no devolviera el cambio, etc.

No, no se crean que exagero o que estoy de broma. Pregunten a alguien que forme parte de ese mundo y verán lo que les cuentan... Y es que en determinadas instituciones no está permitido el opinar; se obedece y punto.

¿Por qué se ha llegado a este estado de cosas?, ¿por qué hemos hecho de la "abdicracia" un estilo de vida? ¿Dónde está nuestro libre albedrío, nuestro criterio?, ¿es el miedo el que nos impide ser libres o es que tenemos miedo a la libertad?

Una sociedad más evolucionada probablemente contará entre sus postulados el diálogo frente a la orden imperativa, la posibilidad de discrepar frente "al porque lo digo yo" al que estamos acostumbrados desde pequeños, incluso dentro de nuestra propia familia.

No se trata de una rebeldía infantil, se trata fundamentalmente de reconocer en nosotros la facultad de manifestarnos sin cortapisas -aunque en ello nos vaya mucho en juego- de poder mirar a nuestros hijos sin miedo en los ojos, de poder mirarnos al espejo cada mañana sin avergonzarnos por haber dejado de ser borregos y habernos convertido en águilas.

La masa crítica -o número de personas implicadas en el cambio de paradigmas- está creciendo con la levadura que le ha proporcionado un movimiento imparable en forma de conspiración silenciosa formada por millones de personas que decidieron un buen día pensar por ellas mismas y no aceptar "porque sí" los dictados de quienes han tenido por costumbre pensar por los demás.

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BUSCANDO A DIOS

DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

Si buscas a Dios con forma de persona, nunca lo verás.

Si tratas de conocer a Dios a través de las ideas de otros, nunca lo entenderás.

Si invocas a Dios por medio de ritos, nunca aparecerá.

Si amas a Dios pero no a tus hermanos, realmente no le amarás.

Si quitas la vida en su nombre, nunca lo encontrarás.

Si amas su obra pero no a ti mismo, nunca le sentirás.

Si en tu búsqueda por El te olvidas de vivir, nunca con El vivirás.

Si no lo ves dentro de ti, ni en los cielos lo verás.

Pero si lo sientes en cada ser y tu corazón es su hogar, aunque no reces, aunque no medites, aunque no hables de El, aunque no le defiendas, contigo siempre estará... Porque si lo sientes, si lo vives y no lo interpretas ni lo limitas, contigo Uno será.

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DESDE LAS ESTRELLAS...

LA UNIDAD

De una forma sistemática, la vida va presentando sus alternativas, sus caminos, sus propuestas de avance y también sus dificultades, sus limitaciones. De esta forma se van decantando las personas en su peregrinar hacia la Unidad.

Hay quienes, ante la más mínima dificultad, optan por sentarse a la vera del camino a esperar tiempos mejores. Son los cómodos, esos que sólo se mueven cuando les llevan o cuando les empujan Por contra, hay personas que se crecen ante los retos, ante las dificultades, poniéndose a prueba constantemente. Estos son los que viven con la urgencia vital, con la necesidad de comprobar que están vivos, con el sentimiento de que sólo serán valorados si demuestran constantemente sus capacidades. Muchos de ellos visitan con frecuencia los hospitales.

Hay unos terceros que opinan, siempre opinan, pero nunca actúan. Son aquellos que tienen respuesta para todo, saben de todo y mucho, pero debajo de esa "cultura" no hay sabiduría, porque ésta se adquiere poniendo en práctica los conocimientos adquiridos. Hay muchos políticos encuadrados en esta tercera tipología.

Por último, encontramos a aquellos que hablan poco y sonríen mucho. Se distinguen porque siempre tienen alrededor o detrás de ellos a un grupo de personas que les miran con arrobo, con pasión, poniendo en sus caras una sonrisa beatífica a la espera de que el "maestro" se digne mirarles o sonreírles. Generalmente, estos "maestros" hablan poco porque saben poco y porque, además, no saben como hacerlo para que le entiendan todos.

Al margen -lógicamente- están ciertos marginados. Esos que sintieron desde siempre que su papel no estaba en seguir la corriente y fueron durante mucho tiempo rechazados por los poderes fácticos. Hoy día los marginados son legión. Mañana ya no habrá, por fin, marginados.

Con Amor,

Acael

CREACIÓN DEL SER HUMANO

No se sabe muy bien cuáles son las razones que tuvo Dios para crear al ser humano, pero fueran cuales fueran, la verdad es que gracias a esa decisión, la vida en planetas como la Tierra está sometida a tensiones tremendas que no tienen comparación con las que suelen "disfrutar" los planetas no humanos.

La diferencia entre ambos estilos de vida viene determinada por la necesidad que experimentan los seres humanos 4.3 de cambiar lo que con tanto esfuerzo ha creado la Naturaleza. Y aunque algunos de esos cambios parecerían lógicos y coherentes -como la construcción de embalses para compensar las épocas de sequía- otros no lo parecen tanto, como las manipulaciones genéticas en plantas y animales para cambiar su estructura física y obtener así mayor aprovechamiento de ellos, sobre todo si ese cambio no lleva aparejado otro similar a nivel etérico, puesto que entonces lo físico carecerá de una buena parte de energías sutiles nutritivas".

El deseo de cambio está bien, porque forma parte de la evolución, pero parecería más lógico, en el caso del ser humano, que los cambios que se produzcan sean no tanto para que se adapte a los errores cometidos previamente en materia medioambiental, sino para recuperar ese medioambiente.

Nada está puesto por casualidad en un mundo donde no existe el ser humando; todo cumple un cometido ecológico. Sólo la presencia del hombre altera ese equilibrio, porque se cree al final del camino y con derecho sobre la vida de cuanto le rodea. Si estuviera al final del camino "sabría" que su trabajo consiste precisamente en respetar la vida, en relacionarse armónicamente con cuanto le rodea y no querer "enmendar la plana" a su Creador. Eso sólo demuestra que la soberbia sigue siendo un freno en su camino.

En cualquier caso, para ser un buen Dios, primero hay que demostrar que se es un buen hombre.

Con amor,

Acael

MANTENER LA ATENCIÓN

Es muy difícil que el ser humano terrestre mantenga la atención durante todo el tiempo que permanece en vigilia. Su mente funciona de forma difusa, de la misma manera a como emiten su luz las lámparas incandescentes. Sólo consigue concentrar su mente cuando algo despierta su interés.

Las técnicas de meditación y concentración tratan de conseguir que la mente funcione de una manera más atenta, más consciente y que sus pensamientos se estructuren, se concentren, como lo hacen los haces de fotones de los rayos láser. De esa manera, la mente tendrá acceso a niveles de información superiores, pues será capaz de decodificar cuanto se encuentre en esos niveles.

El holograma universal está disponible para todos cuantos hagan el esfuerzo de decodificar su contenido y, por analogía, es sabido que los hologramas fotográficos se decodificar por medio de la luz láser.

Pero no todo consiste en saber concentrar los pensamientos; lo más importante es su calidad, la energía que emiten, pues aunque la mente esté muy concentrada, si la energía que genera no es positiva, la información que decodificará será de similar vibración, no alcanzando, por tanto, los niveles de crecimiento que se podrían obtener.

Los egos, sobre todo, son los principales causantes de que la energía que genera nuestra mente no sea la adecuada. Por la misma razón, es prácticamente imposible que se puedan establecer comunicaciones telepáticas entre seres humanos de diferentes grados evolutivos si el ego, en sus diferentes variables, está presente en quienes quieren establecer esa comunicación.

Atentos, pues, a quienes guiados por su deseo de ayudar intentan que sigáis sus pasos, sus indicaciones o sus delirios.

Con Amor,

Acael

LOS ERRORES

La maledicencia, la envidia, el desarraigo, la incomprensión o las frustraciones llevan al ser humano a cometer errores de los que tarde o temprano tiene que arrepentirse.

Un ejemplo claro lo tenéis en las guerras que habéis sufrido y que aún sufrís por culpa de la falta de ética de vuestros gobernantes, para quienes tiene más importancia la economía y el poder que la vida humana.

La tensión que tenéis que soportar diariamente para poder sobrevivir en el mundo que habéis creado, no es más que la consecuencia de políticas económicas dirigidas al consumismo salvaje, mientras que esa misma política impide que los países menos favorecidos reciban la ayuda que necesitan en forma de créditos o fondo perdido para el desarrollo. Nuevamente el dinero y una economía egoísta se anteponen a la vida de millones de seres humanos.

Desde hace cientos de años venimos mandando mensajes a vuestros gobernantes para que cambien su política, aún sabiendo que se hayan sometidos a las decisiones y presiones de las grandes organizaciones económicas y los grandes "lobbies" financieros.

Se hace necesaria la reacción de gentes de buena voluntad que, de la misma forma que hiciera Gandhi en su día, pongan su mente y sus energías al servicio del bien común. El 99% de vosotros os merecéis un planeta 4.4.

Con Amor,

Acael

EL SIGNIFICADO ESOTÉRICO DE CADA NÚMERO

Y CADA LETRA EN EL ÁRBOL DE LA VIDA

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