miércoles, 4 de noviembre de 2009

CLASE 19-II ¿EXISTE EL INFIERNO?

A aquellos que no tienen limpia su conciencia, les causa terror la idea del infierno, las penas eternas, el fuego y los diablos, creencia religiosa que ha atormentado a miles de personas y que es tomada con escepticismo por otros. En efecto, no puede existir tal cosa como “las penas eternas” y no hay ningún infierno, entendido a la manera tradicional, porque en todo el Universo impera la Ley del Amor. Lógicamente, para aquellos que se portan mal y no han cumplido su Plan de Vida, las cosas no van a ser muy buenas después, ya que la Justicia y el Orden Divino se imponen en todo.

El Plano Astral, inmediatamente superior al Físico, es el que acoge a los desencarnados después de la muerte durante un tiempo transitorio. De manera que, allí, pueden tener una etapa de descanso, de reajuste armonioso y sean fortalecidos para luego volver a empezar una vida nueva en la próxima encarnación.

En uno de los Siete Subplanos del Astral, el más denso e inferior, podríamos encontrar cierta semejanza con el infierno del que nos habla la religión. Ani, el escriba egipcio, hace ya casi 4000 años, lo describe en su papiro con estas palabras: “¿Qué lugar es este donde he venido? No hay agua ni aire. Es profundamente insondable, negro como la más negra noche y los hombres vagan irremediablemente errabundos. No puede, el hombre vivir aquí con sosegado corazón”.

En este plano del Bajo Astral, no hay nada de bello ni bueno. Impera una grosera materialidad, el ambiente es oscuro, repulsivo y los habitantes causan horror. Allí viven los asesinos, los borrachos que son viciosos, las personas lujuriosas, despiadadas y crueles, aquellos que tienen bajas pasiones y gozan con hacer el mal, los suicidas y los que mueren violentamente, o por accidente, exceptuando el caso de los soldados que luchan por su patria y cumplen con su deber.

Quienes han perdido la vida por accidente, si son personas morales y de un vivir correcto, permanecen poco tiempo allí y en estado de feliz somnolencia, o sea en forma inconsciente.

Este subplano del Astral, al que llamaremos subplano 1, se interpenetra con la parte central de la tierra bajo la corteza terrestre, por lo cual carece de luz. Las lecciones que allí se aprenden son terribles y a base de sufrimiento.

Como estos seres, tan materializados no tienen cuerpo físico (que es el que “murió”), no pueden satisfacer sus bajas pasiones, lo cual los atormenta mucho. Entonces, tratan de saciar sus apetitos e intentan posesionarse del cuerpo de personas encarnadas en la Tierra, que estén a su mismo nivel vibratorio, lo cual, a veces, pueden conseguir. También les es posible influir y perturbar a quienes tengan mentalidad negativa, vivan en discordia o sufren de estados depresivos, condiciones estas que los baja de nivel y abre las puertas del Astral en sus vidas. Numerosos casos de posesiones son ciertos y esos “exorcismos” que se toman como tema en algunas películas. Los borrachos, por ejemplo, inducen a otros a beber para ellos gozar de posesionarlos; aunque sea solamente de una manera transitoria que no les da tanto placer como quieren.

El subplano 1 del Astral que hemos descrito es, realmente, un infierno; pero allí no se va por toda la eternidad ni por castigo, sino que se da al hombre, por muy depravado que sea y aunque haya descendido muy bajo, una oportunidad siempre para redimirse y subir de nivel. Quien lo desee y haga el esfuerzo suficiente puede salir de allí, mejorar y progresar. No obstante, antes ha de aprender ciertas lecciones que corregirán sus bajas tendencias y lo harán rectificar tarde o temprano para comenzar a regenerarse.

Las “penas eternas” no están en armonía con el concepto de un Dios misericordioso y perfecto. A cualquier padre, bueno y correcto de la tierra, le resulta difícil castigar a un hijo con violencia; menos, podría encerrarlo en cuarto oscuro durante toda la vida en castigo por sus errores, sin amor y misericordia.

El Maestro Jesús, todo bondad y amor, nunca habló de Infiernos Eternos, sino que esas han sido interpretaciones y traducciones posteriores.

Hay otras formas de “infierno” en el Bajo Astral y son las siguientes: El asesino es seguido por sus víctimas, sin que le sea posible escapar de esta persecución casi mecánica, oye los lamentos de aquellos a quienes martirizó.

Los que experimentan con animales con fines “científicos” y los atormentan se encuentran rodeados de sus víctimas, oyen su quejidos y ven repetirse, detalle por detalles, los crueles experimentos. Tal sucede, por ejemplo, con el vivisector. La crueldad hacia cualquier corriente de vida no es buena carga para llevar consigo al “Otro Mundo”.

Las personas de bajas pasiones se ven obligadas a enfrentarse a sus formas mentales, o “egrégores”, las cuales tratan de seguir viviendo de la energía de su creador, alimentándose de él. Sufren mucho hasta que los egrégores se debilitan y desintegran. Esto no sucede “por castigo”, sino por aprendizaje, o lección, y constituye una especie de purificación.

Lo que uno ha creado en la Tierra durante la vida material lo encontrará “Arriba” al desencarnar. Es inevitable, pues allí está esperando la propia cosecha. Si esta es negativa, perturbadora, ha de ser transmutada cuanto antes. En el Astral, la misericordia infinita da muchas formas de hacerlo, porque hay más facilidades.

Cuando alguien ha hecho daño a otros y ellos han desencarnado antes, pueden esperarlo en el Astral para perseguirlo y atormentarlo, pues allí también funciona el libre albedrío y se escoge entre el Bien y el Mal. Si estas personas no han perdonado ni olvidado y tienen odio en su corazón, no será nada bueno lo que harán a su enemigo. Como es “arriba”, es “abajo”. Cada uno es dueño de sus actos: aunque genere karma negativo y luego tenga que pagar por ello. Todo ser humano ha de avanzar en la evolución y, con justicias, se le dan las lecciones apropiadas que le puedan servir para su progreso. Lo que llamamos “mal” es, a veces, un instrumento de regeneración y adelanto.

La creencia en los diablos y el demonio tiene algún fundamento: Realmente, existen seres viciosos, depravados y de baja evolución que moran en el más atrasado subplano del Astral, en esa dimensión parecida al infierno y perturban mucho la vida de algunos seres humanos que por diversas razones, se encuentran en su misma tónica o nivel vibratorio. Sucede que estos seres están muy materializados, no pueden satisfacer sus bajas pasiones por carecer de cuerpo físico, lo cual los tortura en sumo grado. Como hemos dicho, buscan a una persona que tenga los mismos deseos para obsesarla y así gozar, sentir las sensaciones físicas que anhelan.

Rondan tabernas, prostíbulos, mataderos, barrios bajos en busca de la víctima apropiada. Pero estos seres inferiores no tienen poder alguno en las mentes puras de personas correctas, a quienes no logran influir, o tentar, debido a la Ley de Vibración. Cuando repiten una orden maligna en la mente de alguien, al darse cuenta de ello la persona inocente, lo mejor que debe hacer es rechazar tal sugerencia con firme voluntad, quitarle todo poder, no asustarse ni acobardarse e invocar a la Divina presencia para que Su Radiante Luz acabe con tan penosa situación.

Con referencia al llamado “demonio” o “Satanás”, hemos de decir lo siguiente: Como es “abajo” es “arriba”. Si aquí existen las fuerzas del mal, también “arriba” se puede eso manifestar en ciertos niveles específicos del Plano Astral. En el Reino Espiritual existen los Ángeles, Arcángeles y Huestes de Luz, comandadas por el Arcángel Miguel desde infinitos tiempos; pero, en los Planos Internos, también hay un líder para las Fuerzas del Mal y no es un ser encarnado. No tiene rabo ni forma alguna de animal. Utiliza su alto poder, la maestría adquirida, con fines malignos y de mando. Esta entidad de la Fuerza Siniestra ha sido tema de inspiración en la literatura, la música, artes plásticas y filosofía. Algunas escuelas esotéricas lo llaman: El Príncipe de las tinieblas, o Satán. Esto no debe asustar a nadie que sea espiritual o correcto, pues ninguna influencia malévola puede llegar a quien no la acepte ni esté a ese nivel.

Así como Miguel tiene una legión de Ángeles, el tal Príncipe de las Tinieblas es servido por una legión de seres malignos que, desde el Bajo Astral, perturban a quienes bajen de nivel y se pongan en la misma “onda”. Estas influencias, tan sutiles, no se ven. Muchos seres humanos son tomados inconscientemente como instrumento. En mente pura y corazón sano, cual poderosa muralla, todo eso resbala.

Un estado de conciencia positivo es una coraza. Así que no hay que preocuparse por “diablo” alguno.

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EL “MÁS ALLÁ”

Se ha escrito mucho sobre el “Más Allá”, pero no siempre en forma clara. Hay complicadas teorías filosóficas sobre esto y oscuras alegorías llenas de símbolos que no son fáciles de comprender.

Tal sucede con los insignes poetas Dante Alighieri, Virgilio y Milton. Esta situación, en tiempos pasados, se justificaba plenamente y había razón para “El Ocultismo”, que quiere decir envolver el conocimiento de tal manera que solo pudiera ser percibido por los que ya estuvieran listos. Había muchas persecuciones, ataque y a cualquiera lo podían quemar “por brujo”. Existían bastante atraso, fanatismo, ignorancia y eran realmente muy pocos los que podían “ver.”

En los tiempos actuales, han cambiado las cosas: Hay libertad de pensamiento y ya no se persigue a nadie por sus ideas religiosas, filosóficas o de cualquier tipo. Por lo tanto, ahora es posible hallar un lenguaje sencillo y que esté “al alcance de todos”, sobre el “Más Allá”, sin que esto cause a nadie perturbación alguna o interfiera con las leyes y las costumbres. Es necesario conocer lo que viene después de la muerte, no solamente para quitar el terror común de las mentes, sino también para vivir tranquilo uno mismo y no sufrir por los que se han ido. ¡Ya es hora de abrir las ventanas para que entre la Luz!

El “Más Allá” no significa nada tenebroso, aterrador, pues viene a ser casi como la acera de enfrente. Se refiere a la continuidad de la vida en el Plano Astral, para unos y en el Plano Mental para otros, como descanso en una etapa intermedia de vacaciones, antes de volver de nuevo. En bastantes aspectos, el “Más Allá” es casi como el “Más Acá”, pero igual que Arriba, es Abajo.

Por lo tanto, hay mucho parecido en ciertos aspectos, aunque con diferencia de niveles y de más para menos o de menos para más. Esto quiere decir que las cosas pueden ser superiores o inferiores; pero en lo mismo, tal como se ha explicado. El “Más Allá” puede parecer familiar.

En el Oriente Asiático, estas ideas son muy comunes y familiares, pero la mente occidental, escéptica y racionalista, no las acepta tan fácilmente. Siempre pide pruebas científicas y experimentación para comprobar los hechos por medio de aparatos.

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VESTIRSE DE LUTO

Esta costumbre oscura ya va desapareciendo, poco a poco, de la sociedad moderna y hay razones para explicarlo: Por Ley de Evolución, la Luz tiene que abrirse paso en las mentes y los corazones, y así está pasando. Aunque muchos no conozcan el por qué profundo esto, se sienten incómodos al vestirse de negro, con cierto rechazo mental. Los jóvenes lo encuentran poco moderno, anticuado, “pureto” y otros expresan que el color negro les da calor.

En lugar de vestirse de negro para demostrar a los demás la pena que uno siente, porque alguien ha pasado de plano, sería mejor vestirse de blanco. Esto crea buenas vibraciones y armoniza el ambiente, ahuyenta los inútiles lamentos de los que se creen en la obligación de estar doloridos, tristes, y rompe el círculo de negros pensamientos, debido a que la atención de todos los asistentes está concentrada en el dolor.

El negro, por Ley de Vibración, atrae a su afín, o sea, a todo lo que es ignorancia, atraso, sufrimiento, infelicidad, lo inferior y de poca evolución. Como lo externo refleja lo que hay en lo interno, quien se viste de negro por considerarlo obligado en los entierros, si es que esto le gusta, necesita renovar su vida y su mente, porque se está quedando estancado en cosas que no sirven ni son de ninguna utilidad.

No hay que calificar a la muerte como una desgracia irreparable y una calamidad, como algo infausto y terrible, pues esta no es la Verdad. Siendo el tránsito hacia otra dimensión y hacia condiciones mucho mejores, cabe una comprensión superior de aceptación serena y paz, pues nada malo le está ocurriendo al “difunto” y él sigue viviendo en un nivel Superior.

Sería mejor incinerar el cadáver que enterrarlo, porque este proceso es más rápido, cómodo y limpio para desprenderse de la materia densa y disolver ataduras; pero la mente occidental se horroriza de la incineración y ni siquiera las leyes lo permiten en muchos países. Generalmente identifican tanto a la persona que se ha ido con el cadáver y con el cuerpo material que creen estar quemándola si la llegan a incinerar. En toda Asia, es muy común este sistema y allí nadie se impresiona siquiera al ver una pira funeraria, donde hay un cadáver ardiendo, sino que miran esto con respeto.

En algunas ocasiones, se precisa ir a un entierro, a un velorio, por la amistad con los familiares, el afecto y otras razones; pero un metafísico debe ir preparado: Ha de entrar allí serenamente, con mente positiva y alta vibración para irradiar como “una bombita de luz” y cambiar las vibraciones del lugar. Llevará, en su pensamiento, decretos de vida, salud y resurrección. Dirá, por ejemplo, para sí y en silencio: “Yo Soy” la Resurrección y la Vida en este lugar. Decreto aquí la Verdad y la Luz. La Verdad de Dios es la Vida Eterna. Bendigo el bien en esta situación y quiero verla manifestado”, etc. Nunca se dejará envolver por la rueda de tristeza y llanto, ni irá vestido de luto. Sus palabras serán de consuelo y esperanza, de fe y renovación. No tiene que predicar sobre Metafísica a nadie, sino que trabajará positivamente en silencio, sin hacer comentarios más allá de lo que permite el estado de conciencia de los allí presentes.

De esta manera cambiará la condición y el entierro se efectuará serenamente, en forma respetuosa, sin tragedia alguna.

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LOS QUE SE AFERRAN AL PLANO FÍSICO

Por ignorancia y temor, algunas personas que desencarnan se aferran desesperadamente al mundo material, pues piensan que ha llegado el fin, el aniquilamiento total. Otros serán aterrorizados por el demonio, el infierno y las creencias en las penas eternas, lo cual los perturba mucho. Esto impide que el Cuerpo Astral se separe completamente del Cuerpo Etérico que ha de quedar en el mundo físico, al igual que el cuerpo denso, y ocasiona una peculiar condición.

Estos desencarnados no comprenden nada de lo que les está pasando. No entienden que ellos han muerto, pues están en un cuerpo igual, piensan y sienten, caminan; aunque nadie les oye ni con nadie pueden comunicarse. Ellos tienen la impresión de permanecer en el Plano Físico, pero se sienten solos, sufren y algunos vagan errantes, buscando sensaciones materiales que los hagan “vivir”. Por tal motivo, los que son de baja condición rondan tabernas, mataderos, prostíbulos y lugares de vicio, esperando hallar una persona cuya proximidad los haga gozar y sentir, como cuando allí vivían.

Las posesiones parciales son más bien obsesiones, por ejemplo, las del bebedor y jugador. Pasado el acto, se desvanecen y no pueden permanecer definitivamente. Otras posesiones logran algo más duradero; pero solamente esto sucede si la víctima lo permite y, con su miedo, les da entrada en su cuerpo o abre la puerta del Bajo Astral con depresiones, odios y sentimientos negativos. Quien permanece en una vibración alta, piensa correctamente y actúa bien, nada debe temer, pues el mundo interno es sagrado y toda persona tiene dominio de su mundo. Cualquier intento de posesión y obsesión se aleja rápidamente, rechazándolo con determinación: No acepto esto, no lo quiero ¡Fuera! Ningún poder hay mayor que estas palabras, dichas con sentimiento y fe, para que retroceda lo indeseable.

El deseo de aferrarse a la familia por querer acompañar y dar su ayuda, es otra forma que mantiene al desencarnado apegado a su Cuerpo Etérico, prolongando la vida de este en el mundo físico; pero tal condición puede corregirse fácilmente cuando los familiares llegan a la debida comprensión y cambian su actitud mental.

En determinadas circunstancias, el empeño de permanecer en el mundo material se debe a un asunto urgente que no se resolvió en vida, papeles importantes extraviados, un negocio a punto de realizarse y cosas así. El desencarnado permanece apegado a la materia densa hasta que la situación por la que se cree responsable, se ha resuelto y él queda en paz.

Casos muy raros ya en el mundo son los de desencarnados que se aferran al plano material por medio de la posesión de animales. La Biblia menciona una de estas insólitas situaciones, cuando el Maestro Jesús sacó a los “demonios” del cuerpo de unos puercos o cerdos. Tales “demonios” eran desencarnados depravados y de bajo nivel, que tomaron esos cuerpos.

Tener demasiado amor o excesivo odio hacia alguien, ata también a la Tierra. Igualmente, el mucho amor a las cosas materiales. En tales casos, los que ya han pasado de plano luchan contra la muerte y no quieren aceptar ese cambio de dimensión, por lo cual permanecen junto a las cosas que tanto amaron u odiaron y viven absorbiendo la vitalidad de otros en una especie de “vampirismo” magnético. Esto, por supuesto, no puede ser por siempre y llega un momento, cuando el Cuerpo Etérico se ha debilitado mucho, que han de entrar en el Plano Astral; pero allí siguen rehusando hacer todo lo que debieran y es, para ellos, lo más conveniente.

La resistencia que ofrecen ciertas personas a pasar de plano, llevadas por el terror y la ansiedad, las hace incapaces de desprenderse completamente de la materia física; pero, al fin, la resistencia se desvanece y ellos pasan al subplano correspondiente de los siete que tiene el Mundo Astral, donde armonizan, por Ley de Vibración y nivel de conciencia, con uno de los siete subplanos que allí hay.

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¿CUAL SERÁ LA CONDICIÓN EN QUE NOS ENCONTRAMOS AL “MORIR”?

Esto depende del tipo de vida que hayamos tenido, de los pensamientos, las emociones y la conducta seguida.

Los placeres sexuales excesivos vitalizan la parte más densa del Cuerpo Astral. Si los pensamientos se dedican a ocupaciones nobles, como el arte, la literatura, la música, la lectura selecta, etc., será desarrollada la parte más fina de este vehículo. Quien dedique su vida a comer, beber, al sexo o las comodidades, ofrecerá resistencia cuando ha de pasar de plano y sufrirá un doloroso choque que retardará su progreso.

Como hemos indicado, cada persona es ubicada, en forma natural y por Ley de Vibración, en uno de los siete subplanos del Astral. Va al Astral Inferior o continúa hasta el Astral Superior que es su nivel. Si su adelanto es mayor, entonces el Astral no le ofrece nada para aprender y pasará rápidamente por allí, sin saltar un solo subplano, para ubicarse en el plano Mental. Incluso puede seguir adelante hacia otros niveles más altos, ya que la Evolución nunca se termina, el aprendizaje, ni las experiencias. La evolución es infinita y continuada.

Es preciso comenzar en el Plano Humano con voluntad y esfuerzo. Esto da el impulso y constituye la base para proseguir hacia otras esferas y dimensiones de superior nivel. Venimos a la Tierra para realizar lo que hemos proyectado hacer en otros planos. Se precisa la voluntad inquebrantable y firme perseverancia para cumplirlo. Muchos no realizan lo que se propusieron y pierden oportunidades.

El objeto de la vida es lograr la consciente y positiva efectividad de nuestra unión con la Divina Presencia, o Yo Superior de cada uno, y abrir completamente nuestro ser a Su Divino Flujo. El hombre superior es aquel en quien se manifiesta el Poder de Dios.

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MEDITACIÓN 10-A

Duración: 2 semanas. Leer por día cada afirmación por lo menos una vez.

1) YO SOY LA FE, PROVISIÓN DE TODO PODER Y DE TODA DEMANDA

Esta verdad está basada sobre las leyes inmutables, así como por ejemplo: la suma de los ángulos de un triángulo es igual a dos ángulos rectos. El que nosotros lo sepamos o no, no altera el hecho en sí. Solamente en la proporción en que sepamos que en la fe se encuentra todo poder, esta verdad eterna nos beneficia. El que pide recibe.

2) YO SOY EL DESEO, PROMESA SEGURA EN EL CORAZÓN. YO SOY LA FE DE “EL QUE PIDE RECIBE”. YO SOY EL AMOR QUE “ANTES QUE ME LLAMEN CONTESTO”

“Con desear una cosa, es la cosa misma que empieza” dice Evans. Es decir que la cosa deseada ha comenzado su manifestación desde el corazón del Infinito hacia nosotros; y es la aproximación de la cosa misma que produce en nosotros una impresión que se llama DESEO. Pedir es expresar un deseo, y cuando pedimos con fe, tocamos un resorte especial que impulsa hacia nosotros lo que deseamos. El Nazareno reconoció esta Ley cuando dijo; “PEDID Y OS SERÁ DADO”, “GOLPEAD Y SE OS ABRIRÁ”. Porque sabía que YO SOY DIOS, es la Sustancia de todas las cosas positivas y buenas”

3) YO SOY LA SUSTANCIA DE TODAS LAS COSAS. YO SOY LA REALIZACIÓN Y ESTOY EN TODOS LOS DESEOS

Conociendo la ley de previsión abundante y que la provisión siempre precede a la demanda, entonces ya se puede tener la fe y la certeza de que todo deseo bueno y constructivo es, en verdad, un deseo de Dios en nosotros que tiende a expresarse.

Ningún hombre puede privar a otro de algo para tener más. Lo que es nuestro nos está esperando. El hombre que conoce esta ley está seguro de que su bienestar es querido y otorgado por el amor al Infinito.

4) YO SOY LA LUZ. YO SOY LA VERDAD. YO SOY LA PAZ. YO SOY EL AMOR.

Muchas veces al comenzar estas prácticas el enemigo secreto, por medio del intelecto, produce fermento mental, agitación, nerviosidad en todos los fondos del alma. Se recrudecen las antiguas dudas y se presentan, ante la mente, los fantasmas de las enfermedades, de la pobreza, del fracaso y se sentirá al borde de una desesperación general.

No tengamos miedo. Esto significa el principio de la lucha entre los errores y resabios viejos que residían durante muchos años en nosotros y la luz de la verdad y el amor que las remueve para eliminarlas. El viejo en nosotros tiene miedo, más no nos dejemos atemorizar; es el principio de la batalla en la que debemos triunfar y nuestra poderosa arma invencible es repetir conscientemente, hasta obtener la paz; la convicción que YO SOY LA LUZ, etc.

5) YO SOY EL INFINITO EXPRESADO EN VISIBILIDAD, YO SOY DIOS EN FORMA CORPÓREA.

Esta convicción elimina de nuestra mente el miedo a enfrentarse con los contratiempos, los fracasos y los tiranos, soberbios y despóticos. Repetir esta afirmación, y sin negar el mismo derecho que los demás tienen a ella, doblega a los soberbios como el tallo de trigo en el campo, azotado por el viento.

Así identificado, conscientemente, el Yo con YO SOY afirmamos nuestra divinidad que no puede tener miedo a nada, ni a nadie.

Toda persona tímida debe cultivar el hábito de hacer esta afirmación, para dominar su timidez y sentirse poseído del poder del Infinito.

6) YO SOY DIOS EN EXPRESIÓN EN EL SER

Dios necesita un órgano, un cuerpo para expresar su alma, su poder y su amor. Desde que Dios necesita de nosotros para manifestarse en manera especial, de ninguna manera podemos sentirnos pequeños, apocados y miserables. Nosotros somos la expresión de Dios por más humildes y desconocidos que seamos en la tierra. Nosotros somos, ni más ni menos, que una necesidad para Dios en su esfuerzo de expresarse en la visibilidad, como lo es el más grande y más importante de la tierra.

7) YO SOY EL AMOR, Y TODO LO QUE ES AMOR ES LA VIDA MISMA

Todo es una sola sustancia de la cual todo ha sido creado y por la cual todo sostiene su vida. Toda cosa vive y no hay sitio alguno donde no exista la vida. Toda cosa tiene forma corpórea a través de la cual el Espíritu y la Vida tienen que expresarse. Algunas formas son visibles y otras invisibles, pero todas son corpóreas.

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